Red de internet gratuita y una computadora para las clases

Irais Vidals*

Abisai Fernández**

En la pasada entrega, presentamos un panorama general sobre el uso de las Tecnologías de la Información en México y cómo ha impactado a diversos sectores, entre ellos el educativo, por ello en Tiempo D nos dimos a la tarea de conocer los retos que actualmente enfrentan maestros, alumnos y padres de familia en una modalidad conocida como “A Distancia”, que en el caso de la educación básica aún es incipiente. 

El COVID-19 ha provocado pérdidas económicas en todo el país, sin embargo, la situación se vuelve alarmante cuando volteamos a las comunidades rurales, las cuales ya presentaban cierto rezago social y económico, y ahora han tenido que enfrentar solas el reto educativo en el que las ha sumergido la pandemia.

Por ello, nos pusimos en contacto con un maestro de la zona de Atlixco, Puebla; región conformada por 10 municipios, de los cuales 7 están considerados como de alta y muy alta marginación (de acuerdo con el Índice de Marginación 2015 del Consejo Nacional de Población). Por lo que, es una zona que se encuentra enfrentando grandes retos para cumplir con el programa educativo de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

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FUENTE: https://www.inegi.org.mx/app/mapas/

Esto a pesar de que las autoridades anunciaron acciones para amortiguar la falta de interacción entre profesores y alumnos utilizando las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), medidas que ya estaban consideradas, antes de la pandemia, en la Ley General de Educación. La cual establece una Agenda Digital Educativa y la capacitación de los profesores en el uso de las TIC, en sus artículos 85 y 86, respectivamente. Al respecto, el maestro de educación primaria, que solicitó la gracia del anonimato, dijo no haber recibido por parte de la SEP, algún insumo económico adicional para apoyarlos en la compra de computadoras o dispositivos que faciliten sus clases.

La misma ley considera en su artículo 9, que las autoridades establecerán incentivos hacía las maestras y maestros que laboran en el ámbito rural, zonas urbanas marginadas y de alta conflictividad social, con la intención de que los alumnos cumplan con el calendario escolar; sin embargo aclara el maestro que ante esta situación, han tenido que invertir parte importante de su salario para transportarse a las comunidades, o bien para obtener herramientas tecnológicas que permitan generar materiales educativos.

Un ciclo escolar con carencias tecnológicas

Ante las medidas sanitarias impuestas a nivel mundial, durante el ciclo escolar pasado “todos los profesores realizábamos un plan de trabajo el cual mandábamos a la comunidad para que todos los alumnos lo recibieran y pudieran realizar sus actividades educativas, bajo la supervisión de los padres de familia”.

Sin embargo, el cumplir con este programa ha resultado un verdadero reto, pues explica que de “26 alumnos por grupo, únicamente dos tienen acceso a internet y 21 a televisión abierta.

En lo que se refiere a los contenidos creados por la SEP para televisión abierta, el maestro aclara que “los planes de trabajo que realizó van acordes al plan y programas de estudio y lo poco que se puede rescatar del programa de Aprende en Casa II es únicamente para retroalimentar lo que los niños van trabajando, en el caso de quienes ven estos programas.”

Debemos de recordar que para el ciclo escolar 2020-2021, el gobierno mexicano tomó la decisión de continuar las clases a distancia a través de las televisoras mexicanas. Decisión justificada en que nueve de cada 10 hogares cuentan con al menos un televisor (de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía), pero lo anterior no asegura que los programas académicos se cumplan satisfactoriamente.

En una comunidad donde “la mayoría de la gente son campesinos, sus recursos económicos no les alcanza para tener línea telefónica e internet, en consecuencia, pues es totalmente imposible dar clases utilizando alguna plataforma, cabe mencionar que sí existen varias formas de conectarse con los alumnos, pero sin las herramientas de comunicación necesarias es inalcanzable dar clases por este medio”.

A mediados del mes de mayo de 2020, la SEP federal anunció que realizaron un sondeo para conocer el desarrollo del programa Aprende en Casa, publicando que entre el 30 y 44 por ciento de los alumnos tenían acceso a una red de internet, pero la cifra no está desagregada por ámbito rural y urbano.

A pesar de que la escuela a la que pertenece el profesor, fue beneficiaria del Programa de Cobertura Social que preveía dotar a las comunidades con mayores recursos, de la tecnología necesaria para el desarrollo de actividades a distancia e incluso el recurso económico recibido fue manejado por un comité que se encargó de hacer mejoras a la institución, explica que actualmente “no les ha ayudado a apoyar a los niños que no cuentan con recursos tecnológicos para tomar clase, pues estos insumos tecnológicos se encuentran dentro de la escuela y por lo tanto, ahora no se pueden utilizar”.

Como antecedente, es importante mencionar el Programa de Inclusión y Alfabetización Digital (PIAD) que tenía como principal acción la entrega de dispositivos personales (tablets) como medida para reducir la brecha digital y promover el uso de las TIC en el proceso de enseñanza-aprendizaje. De acuerdo con cifras de la SEP, durante el ciclo escolar 2014-2015 se entregaron 709,824 tabletas en seis entidades diferentes (entre ellas Puebla), así como se brindó equipamiento digital en escuelas, que consistían en servidores, ruteadores, proyectores, entre otros.

El PIAD no tuvo continuidad en la presente administración, por lo que fueron insuficientes los dispositivos entregados y no se tiene certeza del destino final que tuvieron los mismos. Aunque la sola entrega de dispositivos no pareciera ser la solución a la reducción de la brecha digital, en este momento de la pandemia podrían haber sido de utilidad para las clases a distancia. 

El maestro señala que no sólo se han enfrentado a las limitantes tecnológicas en el momento de impartir clases, pues también deben de mantener comunicación con los padres de familia para que supervisen las actividades educativas de sus hijos, pero si “el único medio de comunicación fue por medio de WhatsApp y de 26 alumnos, sólo seis enviaron sus trabajos por esta vía y el resto del grupo los recogí al final del ciclo escolar incompletos y sin terminar varias actividades”, no hay una forma clara en la que se pueda medir el aprovechamiento de los alumnos.

FUENTE: CONAFE

Respecto a este rubro, el maestro aclara que “a la fecha la SEP no les ha indicado algún cambio al plan de estudios que permita medir el aprovechamiento que los alumnos logran a distancia. El único cambio fue que implementaron una nueva asignatura llamada ‘Vida Saludable’, que por cierto aún no contamos con ese libro y otros que no llegaron ¡Pero esto sí sucede cada año!”

El principal reto para la educación esta en las comunidades

Es importante mencionar que “la mayoría [de los padres de familia] trabajan en el campo y no pueden dedicar el tiempo necesario para apoyar a sus hijos. En este tipo de comunidades es muy necesaria la participación del maestro como guía y apoyo para padres y alumnos, lo digo porque todavía hay padres de familia que no terminaron la primaria,” entonces el proceso de aprendizaje del alumno se complica. 

Y si a estos inconvenientes le sumamos que “ya casi al finalizar el curso escolar, en el programa de televisión de la A a la Z que pasa a las 12:00 horas, el Gobernador del Estado de Puebla, dijo que todos los alumnos pasaban automáticamente de grado”, provocó que la gente perdiera el poco interés que ya tenía en la educación y los niños simplemente “ya no realizaron las actividades marcadas en el plan”.

Durante el verano, haciendo una evaluación de los resultados y el nivel de participación que habían logrado por parte de los niños y sus papás, los maestros de la comunidad “realizamos nuestro Consejo Técnico Escolar de manera virtual, se tomaron en cuenta aspectos sobre cómo habían trabajado los alumnos” pero desafortunadamente los comentarios de los maestros concordaban en “que los resultados no habían sido tan satisfactorios, así que tuvimos que implementar otras estrategias con el fin de que la mayoría de los estudiantes cumplieran con sus trabajos”.

Con modestia de sobra e incluso minimizando el alcance que puede tener su interés en la educación de una comunidad rural, el profesor aclara que la estrategia versa en seguir “realizando los planes de trabajo. Todos subimos a la comunidad a entregarlos y cada semana se recogen para calificar y poner observaciones pertinentes [en el caso de los alumnos que viven más alejados, si es que los papás cuentan con teléfono celular], los recibimos vía WhatsApp”.     

“En mi caso elaboro el plan de trabajo quincenalmente, subo a la comunidad a entregarlo, por supuesto tomando las medidas necesarias de prevención. Cada viernes cito a mis alumnos por grupos de siete, en una casa que se nos presta, respetando todas las medidas de prevención y así es como les apoyo en actividades que se les complican.”

El riesgo latente del abandono escolar

A pesar de que todos los maestros de esta comunidad implementan estrategias similares, han tenido alumnos que se dan de baja, principalmente por carecer de los recursos económicos necesarios.

En este sentido, la SEP federal dio a conocer que en el ciclo escolar 2019 y 2020, el promedio de abandono escolar para el nivel básico fue del 10%. Para el caso del nivel superior fue del 8%. Ambos porcentajes parecieran no reflejar una gravedad en las cifras, pero si lo dimensionamos a número de estudiantes, las cifras nos deben alarmar, puesto que si para ese ciclo había 25.4 millones de alumnos, el 10 % serían más de 2.5 millones de niños.

Y en el caso de la educación superior si tenemos a 4.5 millones y se considera un 8% de abandono, esto significaría que más de 350 mil jóvenes tuvieron que dejar la universidad. Esta cifra seguramente aumentará para el ciclo 2020-2021 puesto que la educación continuará a distancia y la brecha digital prevaleciente ha impedido que mejore la interacción entre profesores y alumnos. Situación que no mejorará hasta que se garantice el acceso a las TIC como un derecho social (en 2013 el acceso a internet fue reconocido como derecho por la Constitución mexicana) al mismo nivel que el derecho a la salud, a la vivienda, a la educación y la alimentación. 

En la estrategia implementada en esa comunidad, los maestros también consideran a los padres de familia, pues pese a que las “juntas con los padres de familia, no las llevamos a cabo debido al confinamiento que estamos viviendo, aprovecho cuando van a dejar sus hijos los viernes o en su caso establezco comunicación vía telefónica o WhatsApp.”

En retrospectiva, el maestro menciona las acciones que él y sus compañeros han tenido que emprender para no dar este ciclo escolar por perdido y sentencia: “las autoridades deben apoyar a los alumnos para recuperar su aprovechamiento escolar, otorgando una red de internet gratuita y dotándolos de una computadora para trabajar. Esto lo veo imposible, pero es bueno soñar…”, finaliza.

Sobre los autores:

*Comunicóloga política egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México, ex servidora pública, Analista de Contenidos y Social Media Manager.

**Politólogo y Administrador Público, se ha desempeñado en los tres niveles de gobierno, consultor y maestrando en Políticas Públicas por la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México.

***Las opiniones de los colaboradores de DeVanguardiaMX reflejan sólo el punto de vista de los autores.

Te invitamos a leer esta nota acompañado de la siguiente lista DeVanguardiaMx.

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