La brecha digital: un acercamiento a la situación en México

Con la llegada de la pandemia por COVID-19, los países se enfrentaron a una realidad impuesta por un virus que tiene como una de sus principales consecuencias el rompimiento de las interacciones sociales.

Los países restringieron diversas actividades como medida de contención, lo que sin duda trajo consecuencias devastadoras para diferentes sectores económicos, que previo a la pandemia ya vivían una situación de desigualdad.

Dentro de los sectores sociales, el educativo tuvo un impacto catastrófico puesto que las diferencias sociales y económicas de los países de América visibilizaron la desigualdad existente en el acceso a las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), es decir, la brecha digital.

¿Qué es la Brecha Digital?

La brecha digital se puede interpretar como la relación que tienen los países entre el desarrollo de las sociedades específicas y sus índices de apropiación tecnológica. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) se refiere a ella como la población conectada y no conectada a internet, usuarios y no usuarios de las TIC. Por lo que, la falta de acceso a internet, a equipos de cómputo, teléfonos inteligentes y dispositivos móviles convierten a la brecha digital en una nueva forma de inequidad social.

La brecha digital deriva en otras desigualdades como: la alfabetización digital, las diferencias entre los grupos de edad que utilizan las tecnologías, la accesibilidad y calidad en los servicios, la calidad de los servicios de red, entre otros.

Contrario a lo que pensamos, la brecha digital no es privativo de los países en desarrollo, por ejemplo, en el Reino Unido uno de cada cinco personas (21% de la población) no tienen las aptitudes ni la capacidad para comunicarse a través de correo electrónico, utilizar un motor de búsqueda o realizar transacciones en línea. Lo anterior, de acuerdo con datos de la British Broadcasting Corporation.

¿Cuál es la situación en México?

En México, pese a que no existen datos precisos sobre la brecha digital, podemos encontrar algunas cifras sobre el acceso y uso de la tecnología en la Encuesta sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información y la Comunicación en los Hogares (ENDUTIH) del INEGI.

En la encuesta de 2019, se reveló que el 70.1% de la población son usuarios de internet (80.6 millones de personas), considerando la población de seis años o más. Para países desarrollados la relación de usuarios es de 9 por cada 10 personas.

Respecto a la población urbana, siete de cada 10 personas (76.6%) usan internet, mientras que en la población rural sólo cuatro de cada 10 (47.7%).

Las mujeres son quienes tienen más acceso a internet pues representan el 51.6% de los usuarios, mientras que los hombres están en 48.4%. Las mujeres también encabezan las cifras sobre uso de computadoras (50.1%) y celulares (51.7%), en este rubro los hombres se encuentran en 48.4%.

En los datos por grupo de edad, se empiezan a ver los primeros rezagos respecto al uso de tecnología, puesto que el grupo con menor uso de internet es el de 55 años o más, quienes no representan ni el 10% del total de usuarios y son quienes muestran mayores dificultades de acceder a dispositivos digitales.

En México, la mayoría de los usuarios se conectan por medio de su celular inteligente (9 de cada 10), luego por la computadora portátil (3 de cada diez) y finalmente la computadora de escritorio (sólo 2 de cada 10).

De los que se conectan, la mayoría lo usa para entretenimiento, posteriormente para obtener información y comunicarse. Los rubros que representan menor uso, son las interacciones con el gobierno, la compra de productos y las operaciones bancarias.

Pero las cifras preocupan cuando estos números son medidos por hogar, puesto que la mitad de los hogares en México cuentan con servicio de internet, pero sólo cuatro de cada diez cuentan con algún tipo de computadora.

Si consideramos que en México hay 34.7 millones de hogares (con 3.6 integrantes en promedio), podemos entender que menos de la mitad de los hogares tiene conexión por medio de una computadora en casa. Lo anterior podría reflejar que las personas no invierten en computadoras, pero si en celulares inteligentes, que es el dispositivo más usado para conectarse a internet.

Estos datos también se manifiestan en la adquisición de televisiones, puesto que 9 de cada diez hogares cuenta con uno, y de estos, siete de cada 10 son digitales.

La brecha que intensificó otra brecha

Este es un panorama muy general sobre el acceso y uso de las TIC en México. Pero la situación se refleja en el sector educativo, que tras la pandemia, alumnos y profesores revelaron una realidad que nadie quería aceptar: la profunda brecha digital que existe en nuestro país.

La brecha digital en México es producto de la falta de inversión (por décadas) en infraestructura y capacitación tecnológica. Así como la falta de transferencia del capital físico, es decir, las computadoras y la conectividad.

En los hogares que no cuentan con computadoras ni celulares inteligentes, seguir las clases en línea fue impensable. Para terminar el ciclo escolar 2019-2020 los niños tuvieron que continuar sus estudios a partir del contenido publicado por la Secretaría de Educación Pública (SEP) en los canales oficiales de televisión. Sin embargo, los contenidos no fueron óptimos para que los niños pudieran seguir el programa educativo.

La situación se complicó más para las zonas rurales alejadas, donde las señales deficientes de teléfono y televisión impidieron que sintonizaran los canales oficiales. Y en otras localidades, la carencia de energía eléctrica e infraestructura digital hicieron impensables la educación a distancia.

La brecha digital abrirá aún más la brecha educativa que ya aquejaba a nuestro país.

El ciclo escolar 2020-2021 también inició a distancia, por medio de las principales televisoras del país, las cuales transmiten los contenidos educativos oficiales. Sin embargo, las historias de los profesores y alumnos que están sobrellevando el ciclo escolar con carencias tecnológicas son desgarradoras.

En la siguiente entrega, profundizaremos sobre los efectos de esta falta de conectividad en el sector educativo.

*Sobre el autor: Politólogo y Administrador Público, consultor independiente y maestrando en Políticas Públicas por la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México.

**Las opiniones de los colaboradores de DeVanguardiaMX reflejan sólo el punto de vista del autor.

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